DOBLE LIFT TEÓRICO
FACTORES FAVORABLES A LA EFICACIA DEL USOS EFECTIVOS DEL DOBLE LIFTDOBLE LIFT COMO EFECTO.
1. Paréntesis de olvido temporal y espacial
A la hora de usar un doble lift para transformar una carta en otra, nos beneficiamos de un elemental paréntesis de un olvido si, tras mostrar la carta inicial con el primer doble, al devolver el doble de dorso sobre la baraja y coger la carta superior, tardamos un poco en mostrar dicha carta y/o, mejor aún, la revelamos lejos de la baraja (paréntesis de olvido espacial).
Supongamos que partimos del As de Rombos y el Diez de Picas en Top 1 y Top 2. Realizamos el doble y mostramos el Diez. A continuación volteamos de nuevo el doble sobre la baraja, cogemos la carta superior y la colocamos sobre el tapete, a una distancia prudencial de la baraja. Contamos hasta tres, chasqueamos los dedos y mostramos la carta, girándola cara arriba.
Se ve que se ha transformado en el As de Rombos.
Al margen de otros factores que citaremos luego y que volverán más efectivo este manejo, lo cierto es que, de primeras, podemos decir que es un manejo bastante correcto.
La carta se ve transformada lejos de la baraja, y además unos instantes después de que sucediera la técnica secreta. Estamos lejos tanto del tiempo como del lugar donde sucedió la trampa, lo que, en principio no facilita el análisis a los espectadores más curiosos.
Si hubiéramos mostrado el diez y tras voltear el doble sobre el mazo hubiésemos girado directamente la carta superior sobre la baraja, mostrando el as, probablemente algún espectador habría sospechado de algún manejo raro, alguno quizás habría sospechado de la propia técnica. En cualquiera caso, bastantes espectadores habrían habido la tentación de voltear la carta superior del mazo en busca del desaparecido diez.
Y es que en este caso estaríamos demasiado cerca del lugar y del momento de la trampa cuando revelamos el efecto.
Es mejor esperar, realizar el manejo y alejarnos en tiempo y lugar.
En cuanto a este primer manejo -el de coger la carta superior, colocarla sobre el tapate y contar hasta tres antes de revelarla-, hay que señalar que existen otros factores que podemos aplicarles para que se vuelva aún más eficaz.
Si quieres conocerlos, sigue leyendo.
2. El efecto (de transformación) no se anuncia, sino que tiene más bien un cierto carácter sorpresivo.
Si realizamos un doble lift y anunciamos que la carta que se ve se va a transformar en otra, la técnica quedaría bastante expuesta.
Sabiendo lo que va a suceder, el espectador asistirá al doble volteo de vuelta y a la cogida de la carta superior con una atención especial que a lo mejor lo lleva a alguna sospecha fundada, y hasta a dar con el mecanismo.
Dependiendo de la técnica elegida, si su dominio técnico es elevada, lo mismo en alguna ocasión esta estrategia de anuncia podría colar y ser efectiva, sin sospecha.
Sin embargo, la experiencia y el estudio teórico de muchos juegos -así como la pillada de algunos espectadores cuando he jugado a lo contrario- me conducen a pensar que, en la mayoría de los casos, es más efectivo que el efecto (de transformación, en este caso) resultado de un doble sea sorpresivo y no de suspense anunciado.
Veremos ejemplos de este principio en la segunda parte del artículo.
3. El doble lift no debería sobredemostrar (en dos sentidos).
El primero de los sentidos, lo cita Paloma en su conferencia y en el libro. No sobredemostrar la "unicartidad" de la carta. El manejo del doble como una es algo que debería asumirse como natural para que también los espectadores lo asimilen así. Insistir demasiado en la idea de que realmente hay una sola carta con muchas "pruebas" puede ser excesivo.
Un manejo fino del doble y un detallito (chasquido, giro de la carta...) a lo sumo, y la cosa fluye y se asume.
Pero esta idea es de carácter técnico, y no es el objetivo que pretendemos aquí.
El segundo sentido de no sobredemostrar en el doble lift como efecto, es evitar usar el doble volteo para insistir en hacer ver a los espectadores la identidad concreta de una carta.
Si, por ejemplo, a la hora de realizar los Jazz Aces, realizamos una cuenta Elmsley que muestra cuatro cartas de puntos negros (ocultando el as en tercera posición), no siempre es necesario, cuando se coja la carta top del paquete ya vuelto de dorso, mostrar con un doble lift que se trata realmente de una carta negra antes de colocarla junto al as.
Ya se han mostrado las cuatro cartas negras mediante la cuenta. Si ahora se coge la carta top, ésta DEBE de ser negra.
Si en alguno de los tres manejos (uno por as) se realiza un doble lift para confirmar este hecho, no pasa nada. Pero no nos columpiemos y lo realicemos a cada vez porque, al final, podrían despertarse sospechas de lo contrario, amén de suponer un sobreuso de la técnica que nunca es recomendable.
4. El doble lift como efecto se beneficia del principio teórico de reserva del nivel de información.
Esto no es algo obligatorio, aunque sí interesante para reforzar a menudo la potencia del efecto creado por el doble.
Supongamos que transformo una carta cualquiera en mi carta favorita, el Siete de Corazones, por ejemplo.
Para ello tengo el Siete de Corazones en Top 1 y el dos de rombos, por ejemplo, en Top 2.
Le pido al espectador que corte y marco su corte para hacer el forzaje perpendicular o criss-cross. Tras un paréntesis de olvido, quito el paquete superior y realizo un doble lift con las dos cartas superiores del paquete inferior: se verá un dos de rombos.
A continuación vuelvo a hacer un doble volteo y coloco la carta superior en la mesa. Ahora anuncio que mi carta favorita es el Siete de Corazones. Soplo sobre la carta de la mesa y, al girarla, se ve que el dos de rombos se ha convertido en el siete de corazones.
No está nada mal. Sin embargo, en este caso, conozco la carta en la que se va transformar el dos, pues es mi favorita.
Imagina ahora que el espectador elige una carta y la pierde en la baraja, mezclando a su antojo. Ahora yo busco mi carta favorita de la baraja y, de pronto, se convierte en la elegida.
Esto es ya más fuerte porque nos estamos apoyando en el principio de la reserva del nivel de información (cuanto menos parezco saber, más impacta lo que hago).
En este caso mi carta favorita se transforma en una carta de la que, en principio, no tengo ni idea. Y esto, lógicamente, es mucho más fuerte que lo que sucede en el caso anterior.
(En mi caso, me gusta que la carta se sienta absolutamente perdida en la baraja. Para ello no uso controles, sino forzajes, vistazos o m., los cuales permiten una mezcla posterior del espectador que luego resultará demoledora para su intento de análisis.)
La mecánica aquí es sencilla. Una vez conocida la carta por alguno de los procedimientos citados, cojo la baraja mezclada por el espectador y la extiendo de cara hacia mí buscando la elegida. Entonces corto la baraja, de modo que esta carta quede en posición Top 1 o superior. Ahora realizo el doble y, sea cual sea la carta que se vea, anuncio que es mi favorita.
Ahora es sencillo realizar un nuevo doble volteo, coger la carta superior, colocarla en el tapete y, tras un chasquido, mostrar que se ha transformado en la carta elegida por el espectador.
Para rizar el rizo, antes del chasquido, le pregunto:
¿Cuál era tu carta?
Y entonces, cuando me la dice, me quedo pensativo, como procesando la información.
(Fíjate que esto es echar leña al fuego al principio de reserva de la información. Realmente doy a entender que, llegados a este punto, desconozco la carta, lo cual parece confirmado por el manejo previo y la mezcla del espectador.)
Entonces doy un chasquido y giro la carta.
Cuando se ve que es la elegida, el impacto es mucho mayor.
Dicho sea de paso, el principio de reserva del nivel de información, a pesar de ser algo muy potente, es, a mi juicio, algo no plenamente aprovechado por los magos en este y otros ámbitos de la magia.
5. La construcción debería ser tal que la carta que se muestra debería dejar de tener foco al instante o al menos perder parte del mismo.
Es decir que debería sobreentenderse que no va a pasar nada especial con la carta que se muestra (esto está relacionado con el punto 1.)
Para ello, tras el doble lift se desvía el interés hacia otro lado, y aunque la carta mostrada siga con cierto foco, debe haber en la presentación algo que genere una misdirection temática que quite de la mente la posibilidad de que esa carta va a llegar a transformarse.
Es algo que debe sugerirse sutilmente, nunca afirmándolo directamente, pues si lo hiciésemos abiertamente invitaríamos a que los espectadores sospechasen de lo contrario.
Por ejemplo, tras elegirse una carta y perderse en la baraja, podría buscarse y "enseñarse" una carta policía que nos ayude a encontrar la carta perdida.
Ésta carta se pone en manos de un espectador (en realidad se hizo un doble lift y tiene en sus manos no la carta policía, sino la elegida):
Ahora se le pide que diga "basta" en cualquier momento mientras vamos echando cartas de dorso sobre la mesa, arguyendo que la carta policía que tiene entre manos va a influenciarlo, de modo que nos va a detener precisamente en la carta elegida.
¡Cuando nos detiene, se ve que tenemos en las manos la propia carta policía y él, en las suyas, la elegida!
En este caso, cuyo manejo estudiaremos más tarde, hay una clara misdirection temática. La carta policía nos va a ayudar a encontrar la elegida. Esta idea, junto al ritual del efecto, quita de la mente del espectador la posibilidad de que la carta que tiene en sus manos llegue a transformarse en otra.
El efecto será sorpresivo (tal y como se indica en el punto a de la primera parte del artículo) y, dado el manejo, es poco probable que el espectador se cuestione identidad de la carta que tiene entre manos tras el doble. En principio asumirá que es la carta policía y que ésta le va a ayudar a detenernos en su carta.
Y es la finalidad teórica última de muchos de los puntos de este artículo es que el espectador nunca se cuestione la carta de dorso en la mesa (o en sus manos) tras el doble lift y evitar que nos pida corroborar la identidad de la carta. De este modo, la construcción debe ser tal que la identidad de la carta mostrada se siga asumiendo hasta llegue el momento del atisbo del cambio y/o de la sorpresa final.
Veremos más ejemplos de este principio en la segunda parte del artículo.
6. El manejo debería estar mínimamente justificado.
La vida externa debe cubrir perfectamente la vida interna.
¿Por qué girar una carta sobre la baraja, tras mostrarla, para luego ponerla de dorso sobre la mesa? ¿No sería más lógico colocarla directamente en la mesa tras mostrarla, o incluso dejarla de dorso en la palma de la propia mano que la coge?
En la segunda parte de este artículo que empieza a continuación voy a compartir contigo 10 ejemplos de usos eficaces del doble lift como efecto, algunos de los cuales consiguen perfectamente justificar el singular manejo que conlleva esta socorrida técnica.